La fama es uno de los conceptos más complicados de explicar para mucha gente pero sin duda uno de los más deseados. Todos la queremos, en menor o mayor escala, porque dicen que tenerla es la puerta para muchos lujos, superficiales, que se desean en la vida. Algunos sólo anhelan el poder decir que lo son, a través del reconocimiento que la gente hace de su persona dentro de la sociedad, pero, ¿quién decide cuando alguien ya es famoso?
Por muchos años, la fama es una de las etiquetas que más se le pone a los artistas sobre todo, dado que son los que más gozan de estar en el ojo público por los frutos que da su trabajo. Hay enormes cantantes, actores, actrices, bailarines, pintores, diseñadores, DJ, productores, entre las decenas de profesiones que puedes ejercer y te llevan a la fama. No es necesariamente que el ser actor se traduzca en fama, o el ser cantante, pero son de las profesiones más publicitadas en el mundo como, “ah seguro es famoso”, sólo por el hecho de representar un título en su profesión.
¿Cuántos actores no conocen que no son famosos? Seguro a muchos, de los cuales, probablemente es de la gente más cercana que tienen. En un mundo tan interconectado que necesita de la aprobación, poner un título de lo que se es vs. lo que en realidad se es, es muy sencillo. Hay cientos de DJ & Productores de biografía en perfil, ¿cuántos lo llevan a cabo en la vida real? Casi diario leo cientos de comentarios que las oportunidades no existen en el mercado para todos los productores o DJ. Si bien es cierto que muchos de los clubes o festivales no tienen el espacio suficiente para agregar artistas a sus carteles, tampoco se trata que haya más demanda que oferta en el mercado. Hay espacios para todo tipo de artista, siempre y cuando se imprima un valor diferente al que otro ejecuta.
Hay gente que se vuelve famosa por razones que seguro a muchos de ustedes no les gustaría. Los que hacen retos en YouTube por comerse detergente o meterse un condón por la nariz, los que tienen accidentes con peatones en las calles, los que matan gente. Cumplen en volverse famosos, pero no por las razones que todos desearían. La gente que se come detergente para alcanzar la viralidad en la Internet, no necesariamente tiene por consecuencia cientos de viajes y coches de lujo en sus vidas. Las marcas no se quieren relacionar con gente que provoca más estrés que diversión en la vida de los demás. Existen compañías que ven la oportunidad de montarse en estos individuos, pero cuántas veces no han visto miles de comentarios que critican y golpean a las compañías por haberse aprovechado del momento.
En México tuvimos el caso de Lady Wuu y una niña que realizó su fiesta de XV años, de la que todo mundo se enteró. Fueron dos casos de los que todo mundo se enteró, pero que al final, todo mundo odió. Fueron tan lucrados y aprovechados por los medios digitales y tradicionales, que lejos de haberles impulsado un valor real, hizo el efecto contrario en la gente. ¿Alguien los continúa siguiendo después de todo ese alboroto? Estoy seguro que no.
Los jóvenes que aspiran a ser artistas suelen desesperarse en demasía porque no ven la gratificación instantánea como pasa en otros casos. Mientras hay personas que en YouTube hacen maquillaje y ascienden en sus suscriptores de manera rápida, dado que conectan con un público que sí tiene interés por esos temas, pareciera que en la música, “no hay ese apoyo”, porque la gente no engrandece tan rápido a los que hacen música, en ciertos casos.
La fama no tiene un camino trazado que aplique por igual a todas las personas y no todos quieren el mismo tipo de fama. Mientras hay gente que aspira que por donde quiera que caminen, la gente los pare y pida fotografías, probablemente ese no era el sueño inicial de alguien como Cristiano Ronaldo, que de primer instancia, su mayor potencial en deseo, era el de ser el mejor jugador de fútbol en la historia.
¿Buscas que te paren en cada café o llevar una vida tranquila? Para varios el camino es aplicar la del Tío Ben de Spiderman, “con un gran poder, una gran responsabilidad”, pero para otros, no necesariamente disfrutan que la gente los esté interrumpiendo en cualquier lugar para tomar una fotografía. Hay cientos de casos de artistas que son interrumpidos y se ponen violentos ante el tema, pero hay otros, como en el caso de Cristiano que decidió documentarlo por un tiempo, que disfrutan mucho e incluso se ríen del nivel de fama que llegan a alcanzar.
En uno de los temas que más exploro, que es la música electrónica, algunos de los más grandes exponentes, como el caso de Armin van Buuren, no fue llegar a tener el nivel de fama que hoy damos por hecho que tiene. Al ser un nombre consolidado en varios países, que donde se presente tiene un público cautivo que está enamorado de su música, los objetivos que tenía en su juventud, rodeado de su cama, aislado con los audífonos y no escuchar a sus papás que de inicio no apoyaban al 100% su carrera, lo hacía motivarse en realizar canciones que trascendieran. Muchos de estos artistas jamás soñaron con tener el nivel de reconocimiento que hoy han alcanzado, pero gracias a que tenemos esta herramienta que es la Internet con las redes sociales, la forma de que tu trabajo sea descubierto por otras personas es más rápido que las formas en que llegaba a ser en un pasado.
Armin en una entrevista habla sobre la expectativa y cómo te puede derrotar. Hay que ser conscientes de la expectativa que tienes sobre ti, el trabajo que haces y lo que esperas que los demás reciban de él. No siempre vas a llegar a la meta que tenías en tu mente, pero en el mismo camino aprenderás a ajustar tus expectativas dado que el parámetro más inmediato que tienes para comprobar lo que haces, es la gente que está expuesta a lo que haces. Para muchos es un cansado, “pero para él es fácil porque siempre se presenta en grandes festivales, yo que no lo estoy, no tengo manera de saberlo”. Bueno, eso es cierto y falso al mismo tiempo. No todos son Armin van Buuren en este momento, pero él tampoco lo era hace unos años. La construcción de una figura de tal magnitud requiere un esfuerzo y dedicación constante. Son cientos de horas en el estudio, cientos de correos que pidieron la oportunidad de tocar y cientos de horas que ha dedicado a conocer a gente dentro de la industria que lo ha ayudado a crecer gracias al trabajo que desempeña.
Hoy tienen herramientas que son gratis: Facebook, Twitter, Instagram, YouTube. No necesitas pagarles nada por estar en ellas, pero sí puedes pagar por tener publicaciones que lleguen a mucha más audiencia. Hacer un anuncio en cualquiera de estas plataformas es mil veces más barato que ir al periódico más cercano a pedirles que te publiquen algo de tu trabajo, sólo que el alcance que hoy todos tienen gracias al smartphone, es mucho más real en las redes que lo que un medio tradicional te puede ofrecer.
No es necesario que tengas los últimos sneakers de temporada, ni la última chamarra, ni los últimos audífonos, justificarse que son necesarias todas esas cosas materiales para no ejecutar tu trabajo sólo es querer comprar tiempo para no esforzarse en presentar la música. Les prometo que si invierten el presupuesto que querían en unos nuevos Nike, en lo que una de sus canciones puede tener exposición en las redes sociales, tendrían menos dudas sobre si a la gente le está gustando o no su trabajo. El problema es que nos conformamos con lo que nuestro círculo más cercano dice, pero los amigos, siempre son los amigos, pero tu potencial público, es el único que te va a ayudar a crecer.
¿Qué estás buscando? ¿Más dinero para tener más cosas materiales y “satisfacer” tu felicidad o dejar una huella en la mente de las personas que disfrutan de la música que haces?