Siempre he sido un gran curioso de ver cómo en los procesos de creación musical los artistas se tienen que empujar más allá de los límites conocidos. Quizá escucharon que la semana pasada la ya legendaria banda Coldplay, lanzó un sencillo junto a BTS, una de los grupos coreanos que más impacto ha tenido a nivel mundial. Cabe destacar que BTS ha llevado más allá de lo que cualquier banda de su país había logrado, al combinarse con el mercado europeo y americano, lo que esta “boy band” ha logrado al día de hoy, es colosal. Fue su compañía, Big Hit Music, que buscaron a Chris Martin para proponerle la colaboración. En un documental que grabaron de todo este proceso, Chris se pregunta, “¿yo qué tengo que ver con algo como BTS? Y eso, fue para mí el reto”. A todas luces, parece una colaboración para generar más dinero en todos los frentes y posicionar más éxito en la casa de ambas bandas, pero esa para mí, es una lectura muy cansada. Aquí lo importante es ver lo que desenvuelve el generar este tipo de “crossovers”, que no solo arrastran los ojos y oídos de una banda a otra, sino que incluso, genera fricción y mucha curiosidad. La fricción no tiene por qué ser mala, al contrario, ayuda a limar los límites de mundos que parecieran estar encerrados de un lado y otro, pero a la vez, juntarlos y darles la tarea de crear algo nuevo para ellos, es lo que fomenta evoluciones y nuevos terrenos en la música. La canción la escuchas y no suena distante a lo que un éxito del Pop hoy nos ofrece, pero es también comenzar a hacer más normal el tener dos idiomas en una misma canción, el juntar las vibras y el gusto por el baile en un mismo espacio y a su vez, decirle al mundo, “NOS HEMOS ATREVIDO”. Chris Martin de pronto pareciese una de estas figuras imposibles de alcanzar, pero si algo deja muy bien ver el documental, es que no hay imposibles, sino caminos y rutas que quizá no fueron exploradas anteriormente y que siempre, se pueden develar. Si tienen curiosidad de verlo, échenle un ojo aquí: