Somos la pareja tóxica de los artistas

Pensamos que cuando un artista nos gusta mucho por su música, su fotografía, su arte visual, o cualquiera que sea la razón por la que te atrapó en un inicio, estamos comprometidos a seguirles por toda la vida. No es así.

El romance simbólico que entablamos con el arte de una persona puede ser como uno de los matrimonios más longevos, o un amor de verano. Eso lo decide uno, por varias razones, pero no significa que estaremos con ellos para siempre.

En mi caso la música es mi tipo de sangre. A veces hay momentos donde mi cuerpo necesita de ciertos sonidos, letras y ritmos. Funcionan muy bien en cierta temporada, pero después me despido y se quedan en el recuerdo. Como aquél momento donde estás años después con amigos, y en eso te llega un destello, “¿te acuerdas de esta canción? Qué buena época” (o a veces también te recuerda muy malos momentos, pero ahí estuvo junto a ti, enseñándote algo).

Hoy que tenemos conexión directa a los artistas a través de las redes sociales, vamos y les gritamos de todo, “ya no haces lo de antes, qué basura”. Somos esa ex-pareja tóxica que siempre les queremos recriminar el haber cambiado, pero pocas veces pensamos en el bienestar del creador y por qué decidió cambiar su rumbo.

Trino Trevino- @trinodj

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