El techno es trance y viceversa

Era el verano de 2015 cuando estaba a las cuatro de la mañana en mi habitación sentado frente a mi computadora mientras esperaba un correo electrónico con un número para conectarme en una llamada con Carl Cox. Estábamos a punto de conversar por primera vez porque ese mismo verano me habían invitado a una clínica de producción musical que el mismo Carl estaría supervisando y queríamos contextualizar nuestro encuentro antes de yo volar hacia allá.

En esta plática que tuvimos, en aquel entonces nos encontrábamos a mitad de década, una de las más importantes para la música electrónica dado el enorme impacto que había tenido este género musical hacia el mundo. La penetración y la figura de los DJ se volvía algo muy importante para toda la industria, y eso nos hacía sentir a todos los involucrados, muy orgulloso. Digo, a la fecha, sigo muy feliz de que todo esto esté ocurriendo. Me acuerdo que casi al terminar la conversación yo le pregunté a Carl Cox sobre lo que pensaba del tan llamado, “EDM”, no por morbo o a ver si él era de los que odiaba el género, sino porque yo quería saber de primera mano, cuál era la retroalimentación de alguien como él que lo ha visto de todo en esta escena. Él me decía que realmente no le prestaba tanta importancia, lo escuchaba, algunas le gustaban pero en general se sentía orgulloso de que existiese, dado que sus bases estaban muy arraigadas en el techno. Los kicks, los bajos, para él de fondo, todas estas canciones traen una gran influencia de este género musical que por décadas se ha mantenido vivo en las fiestas del mundo.

Yo amo el techno en todas sus variantes, mi preferida es que mientras más obscura sea la textura de los pads, los bajos y más duro sea el kick (este golpe por el cuál bailamos y nos mantiene a ritmo en la canción), para mí mejor. Mis primeras experiencias con este género como tal fue a principio de la década de los 2000. Me encontré con él casi por accidente, porque fue justo por mi acercamiento al trance, que pude descubrir los famosos compilados de, Global Underground, donde de allí entrabas a un mundo fantástico lleno de colores de cierto tipo. Este mundo es tan adorado por muchos “elevados” en la música, porque el techno como tal, desde sus orígenes en Estados Unidos, siempre ha sido un tanto “pesado”, “duro”, hipnótico. En breve contexto, Detroit que es una de las ciudades que vio nacer a este género, se caracterizaba por ser un lugar lleno de fábricas que construían equipo de todo tipo, sobre todo automóviles. ¿Vieron 8 Mile de Eminem? Eso los pone mucho en escena de lo que pasaba en esa época, tampoco era casualidad las batallas de rap en espacios como lo que salen ahí.

La ciudad sufrió mucho impacto económico debido a las crisis globales e internas que existieron en Estados Unidos, y esto mismo tuvo como consecuencia que varias fábricas fueran abandonadas, por ello también estos espacios quedaban “libres” para que fueran conquistados por la gente que quería encontrar un espacio para su fiesta. Entre que si era en estacionamientos, en los bosques o en las fábricas, la razón principal por la que existía esto es porque los clubes en Estados Unidos como tal no aceptaban este tipo de música, que venía de gente que nadie conocía como tal y por ello surgió de lo clandestino, tal cual y se fue desarrollando a la par uno de los puntos más importantes para el Rap y Hip Hop. NADA es casualidad amigos.

Cuando pones en dos líneas del tiempo lo que pasaba en Estados Unidos con el techno y lo que pasaba en Europa con el trance, las escenas se desarrollaron a la par. No existe como tal una razón persé de por qué el trance se volvió tan meloso y onírico, más que la experimentación misma que artistas como en su momento Rank 1, Paul van Dyk, Paul Oakenfold, Ferry Corsten, Marco V o Cygnus X, por tan solo hacer unas referencias, ayudaron a popularizar al género hacia el mundo. Ellos no fundaron la escena, pero sí lograron posicionar a este género más allá de lo clandestino, que por años atrás se había estado fabricando.

El trance como tal hace referencia a que te mantiene en el “trance”, te hipnotiza y lleva a un mundo de sueños en tu mente. La razón por la que suena tan astral mi descripción es porque a su vez, para muchos sí representaba esta esencia cósmica, de irnos al más allá a volar y no como tal ver y sentir lo que hay en este mundo. La experimentación en los estudios dio origen a que los pads llenos de energía y sonidos chillantes nos dieran ese toque tan hermoso que tiene el género. Mientras el techno nos ofrecía golpes de martillo y acidez propia de las industrias metálicas, el trance tomaba como sonido al corazón. Los dos géneros representan un estado de liberación del cuerpo, pero cada uno a su modo, a su cultura, a su momento.

Mucho del impacto del trance en el mundo se lo debemos a Paul Oakenfold, que no necesito presentar, pero vale la pena se revisen su biografía y sobre todo las fiestas que organizaba en Ibiza, así como su aporte a la escena de clubes en Reino Unido donde quiso llevarle a los ingleses la misma experiencia de la isla blanca pero los lunes y martes, un día atípico para ir al club. Incluso de aquí nació el mismo Carl Cox como tal, de pedirle oportunidad a Paul de poder tocar, tiempo después de sólo operar la iluminación y ayudar en el club. Todo esto está documentado, dicho por ellos, no son historias que me salieron del corazón, para su referencia directa, por favor consulten la tira de historia hecha en Vice.

Como podrán ver en esta balanza, mencionar a Paul Oakenfold y Carl Cox pareciese poner agua con aceite, porque pensaríamos hoy, ¿qué tiene que ver el trance con el techno? Y la verdad es que todo. Nacieron a la par, se inspiraron a la par los géneros y traen una cantidad de energía y sentimiento similar en su construcción. Los dos intentan transmitir un estado de hipnosis y baile sin parar, cada uno a su modo, a su sonido, pero en intención, muy similar. Por ello tampoco era raro empezar a ver que cuando los raves se evolucionaron a festivales en forma o shows no clandestinos, en los line ups veíamos a esta balanza de nombres. Podías ver en una noche a Tiësto, Carl Cox, Sven Väth, DJ Jean, Judge Jules, tal y como el Sensation en el año 2000 lo presentó por primera vez en el famosísimo, Ámsterdam Arena, un evento que se volvió todo un hito para la historia de la música electrónica por sus reconocidas fiestas en blanco.

La promotora ID&T que hoy se distingue por la producción del Tomorrowland, es parte fundamental en que estos dos géneros coexistan con naturalidad en el gusto de las personas. Ellos en sus eventos impulsaban mucho del talento hecho en casa (para ellos Bélgica, Holanda), mientras que buscaban talentos que en su momento no les fueran tan costosos de importar pero que fueran muy buenos en lo suyo, como el caso de volar a Carl Cox y Sven Väth por ejemplo. Esta es la gran importancia de cuando un promotor sabe apostar por construir una escena de la cual quiere lucrar no solo un momento, sino para muchos años por venir, y es así como hasta recién unos años para acá, el círculo se vuelve a ver completo con escenario principal de Tomorrowland y sesiones de techno de gente como Paul Kalkbrenner o Charlotte De Witte.

Recién en un episodio que estuve escuchando de A State of Trance, un programa de radio que Armin van Buuren ha hecho desde el año 2001, sonaban canciones de Charlotte De Witte y de pronto Adam Beyer, Eric Prydz. Nombres que pensaríamos nada tendrían que ver, sólo por la polarizada desinformación, se re encuentran en su estado natal. El trance compartiendo escenario y sesiones con el techno, tal y como siempre lo ha hecho.

Otro ejemplo que se me viene mucho al a mente es Mauro Picotto, uno de los legendarios productores de música electrónica hecho en Italia. Mauro siempre ha sido un gran aportador al ecosistema del techno, pero de pronto sus canciones tenían un fuerte romance con el trance y se combinaba en lo que antes simple y sencillamente titulaban como, “techno trance”. Quizá estos siguientes 11 minutos les den un buen panorama de cómo nos lleva en un viaje de sonidos pesados a estados de hipnosis con melodías chillantes y muy pegajosas.

La próxima vez que conozcan a alguien que les argumente que un género no tiene nada que ver con otro, por favor ayúdenlos a iluminar su camino en la música con todo este material, y muchos más que existen. Es importante que se entienda que la música electrónica tiene una gran docilidad y esto mismo es lo que hasta el día de hoy nos ha hecho una escena deliciosa.

Tenemos la gran fortuna de que muchas de las sesiones y construcciones que ha tenido la música electrónica hoy estén disponibles para su consulta inmediata en la Internet. Aprovechen que existe tanta documentación en nuestro mundo electrónico porque no todos los géneros gozaron de esto, y yo considero todo un privilegio que tengamos acceso gratuito a tanto material que nos hace entender cómo la fundación de dos géneros musicales, hoy en día siga tan prolífica como en sus inicios.

Las etiquetas en la música sirven para clasificación y consulta, pero para mí, lo más importante es que mi pies y cuerpo reciban la seducción que los sonidos presentan desde las bocinas.

Trino Treviño – @trinodj

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