Escribo desde el mismo contexto histórico desde el que ustedes me pueden leer. Todos estamos bajo la misma situación de estrés, incertidumbre e inquietud en saber cuándo podremos salir de esta situación. En México, que es la zona geográfica donde me ha tocado vivir esta situación, nos hemos vuelto seguidores de las autoridades de Salud que día con día nos actualizan con datos y sugerencias de qué debemos hacer. Esto está bien, porque gente como yo, no teníamos ningún tipo de educación sanitaria para crisis globales.
En 2009, los que vivimos acá nos tocó vivir una situación muy similar dado un caso de influenza porcina que tuvo gran crecimiento y nos metió a todos en casa. Mientras esto nos curtió y educó a un 2020 donde con o sin COVID-19, ya encontrábamos gel antibacterial y gestos como el estornudar hacia el brazo o taparse cuando uno tose, el encierro por más de un mes nos ha tenido a todos con mucha inquietud.
Lo que estamos viviendo también nos enseña a leer más allá de cada personaje que seguimos en las redes sociales. Me atrevo a señalar a muchos como personajes porque al final cada uno de nosotros construye su mejor versión pública en las redes sociales y no enseñamos siempre todo nuestro ser. Muchos queremos siempre enseñar nuestra versión de prensa, en felicidad, emprendedores, soñadores de la vida. Hoy, muchos han de manera sana, ido a las redes sociales a mostrar sus sentimientos de frustración, lo cual es normal para todos, porque no podemos pensar que somos de acero y atravesamos la pandemia como si nada nos pasara.
Me preocupa mucho que personajes que sigo de pronto se volvieron fervientes críticos de las políticas de salud pública, de querer señalar a los gobiernos lo que deberían estar haciendo en esta situación y a su vez, querer adoctrinar a su base de seguidores con consejos. Miren, yo jamás cursé medicina en la Universidad ni mucho menos me he metido si quiera a centros de salud a una capacitación sobre qué hacer o cómo valorar las pandemias. Paso la gran mayor parte de mis semanas en los clubes, festivales, en la radio, en reuniones con colegas de la música, en la Internet leyendo sobre música. Un mes de crisis y estrés no me ha vuelto en lo más mínimo cercano a lo que las autoridades sanitarias tienen conocimiento, ya que hay gente MUY preparada que está liderando este tema a nivel global (gracias a Dios no fueron otras personas).
¿Hasta qué punto uno debería opinar y querer aleccionar a las masas sobre lo que se debería hacer cuando no se está preparado?
Trino Treviño – @trinodj